miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cambios climáticos a finales del Mioceno y principios del Plioceno.


Hace 8,5 Ma quedó restringida la circulación de agua entre Atlántico y Mediterráneo y cerrada definitivamente la conexión entre Mediterráneo e Índico. El Mediterráneo se fue convirtiendo en lagos de salmuera. El nivel del mar alcanzó su nivel más bajo entre 5,8–5,5 Ma.
Hace 8 Ma la meseta tibetana se elevó sustancialmente, dando como resultado un monzón que llevaba lluvia del Índico hacia África del Norte. En el apogeo de la crisis de salinidad del Mediterráneo, África del Noreste y las tierras que rodeaban el Mediterráneo se hallaban sumidas en humedad. El Sahara absorbía el agua en cuatro enormes cuencas que crearon vastos lagos internos, que vaciaban en la cuenca oriental del Mediterráneo.
Ha quedado por tanto refutada la hipótesis que ligaba la aparición de los homínidos con la sabana. En este ambiente, de bosque tropical, prosperaron simios innovadores que se alimentaban de una gran gama de productos vegetales y algunos animales.
Hace 5,33 Ma el canal entre Atlántico y Mediterráneo se abrió y ésta cuenca se llenó en pocos años. El clima de Europa y África del Norte se hizo más árido y se extendieron los desiertos.

Según Bobe y Behrensmeyer (2004) los vínculos propuestos entre cambios climáticos y bipedación podrían sintetizarse en tres grandes hipótesis:

1. La expansión de los ecosistemas herbáceos en África fue causada por un cambio climático planetario y ello condujo a la divergencia de los homínidos.

2. Los primeros homínidos aparecieron en el Mioceno final en el contexto de la extinción masiva y aparición consiguiente de nuevas especies propiciada por un episodio de cambio climático global.

3. La hipótesis por selección de variabilidad de Potts (1998) enfatiza la importancia de los sistemas fluctuantes y la respuesta adaptativa a esa inestabilidad.

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